La forma del sueño es incoherente. La forma del sueño es lógica.

En el sueño todo puede ocurrir. Todo es posible. Verosímil.

El sueño es liberador. El sueño es verdugo. A veces nos despierta…

Pero el despertar nos reconcilia con la realidad, ya que por más cruel que sea, en ese instante, es nuestra salvación.

¡Despertemos!

¿O es que vamos a morir mientras dormimos?

lunes, 19 de noviembre de 2012

El Autor

"Quiero escribir de forma hermosa y luminosa, pero no me está permitido; no lo consigo. A decir verdad, estoy comprometido con ello como con un deber horrible: la vida es indeciblemente desagradable" August Strindberg


August Strindberg (Suecia, 1849-1912) es uno de los grandes modernizadores del teatro mundial. Deudor inicial de las poéticas del romanticismo, adhirió con fervor a las estructuras canónicas del drama moderno y tempranamente las cuestionó desde una visión crítica y superadora. Realizó aportes al simbolismo y el expresionismo y abrió una orientación para las vanguardias históricas, especialmente el surrealismo. “En él están presentes casi todos los desarrollos dramáticos vanguardistas del siglo XX”, afirman César Oliva y Francisco Torres Monreal (1990, p. 320). 
“Las obras clave [de su proyección en el siglo XX] –escribe Christopher Innes- fueron Camino de Damasco (1898-1904), Comedia de sueños (1902) [también traducida Ensueño o Sueño] y La sonata de los espectros (1907), aun cuando la participación subjetiva de Strindberg fuera poderosa todavía en sus tempranos dramas naturalistas” (1992, p. 38).
Sueño, la obra que nos proponemos poner en escena está incluida dentro de sus piezas de Investigación en las estructuras del simbolismo y el expresionismo, junto a Camino de Damasco (I y II, 1898) La sonata de los espectros (1908), El pelícano (1908), entre otras. En esta nueva poética se advierten una deliberada toma de distancia respecto del drama mimético realista, discursivo y expositivo, así como la violencia que Strindberg opera sobre sus convenciones. Frederick J. Marker y Lise-Lone Marker (2002) afirman que, tras recorrer los territorios del realismo hasta sus fronteras, y gracias a esos saberes adquiridos, Strindberg saldrá de esta experiencia con la decisión de abrirse hacia una nueva concepción, un “teatro del sueño” y un “teatro de cámara”. La observación natural y social, que originalmente le interesaba como fuente de materias y temas, le valdrá a partir de los noventa como provisión de formas y procedimientos de creación: “El arte que vendrá [consiste] no tanto en imitar a la naturaleza, sino especialmente en imitar la forma de crear de la naturaleza”.

(Extraído de: Dubatti, Jorge. "Relectura de August Strindberg y las estructuras del drama moderno: un análisis de La señorita Julia". La revista del CCC [en línea]. Enero / Abril 2010, n° 8. [citado 2012-11-17].)

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