En el sueño todo
puede ocurrir. Todo es posible. Verosímil.
El sueño nos
libera de las coordenadas de lo cotidiano. Tiempo y espacio no existen. Sobre
un trocito de realidad, la imaginación hila y teje nuevos dibujos. Mezcla recuerdos y deseos, vivencias
y anhelos, invenciones y absurdos, miedos e improvisaciones. Crea y recrea mientras
los personajes se escinden, se multiplican, se doblan, se desdoblan, se evaporan, se
condensan, desaparecen, se
reúnen.
Pero siempre hay
una conciencia: la del soñador, que urde su trama sobre un fondo de melancolía
y compasión con lo vivo. El sueño se eleva como
el hongo de su micelio.
El sueño es
liberador. El sueño es verdugo. A veces nos despierta…
Pero el despertar
nos reconcilia con la realidad, ya que por más cruel que sea, en ese instante,
es nuestra salvación.
¡Despertemos!
¿O es que vamos a
morir mientras dormimos?
(Adaptación y versión María del Carmen Sánchez)
(Adaptación y versión María del Carmen Sánchez)
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